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Foto: © Antonio Cabrejas

El Ayuntamiento de Salou plantea darle un uso público y cultural al edificio Miramar en el futuro. El inmueble, que acoge varios negocios de restauración en pleno paseo Jaume I frente al Club Nàutic, agotó el año pasado su concesión.



El futuro del emblemático edificio Miramar de Salou, también conocido como "el Alhambra" y previamente como "Mirador de Jaume I", es incierto. Ubicado frente al Club Nàutic, entre el Paseo Jaume I y el Espigó del Moll, este inmueble se encuentra dentro del dominio público marítimo-terrestre. Desde los años 60, ha sido explotado bajo una concesión administrativa para albergar locales de ocio y restauración, pero esa licencia expiró el año pasado y ya no tiene vigencia, aunque los negocios continúan operando.

Los concesionarios solicitaron una prórroga para mantener las actividades actuales, que incluyen media docena de negocios en pleno funcionamiento. Sin embargo, esta petición fue desestimada por la Dirección General de Costas, que ordenó el cierre del edificio. Ante esta decisión, los concesionarios acudieron al tribunal contencioso-administrativo, donde el caso sigue pendiente de resolución.

El futuro del edificio Miramar fue debatido en el pleno del Ayuntamiento de Salou a raíz de una moción presentada por el partido municipalista USAP, que solicitaba la conservación del inmueble. No obstante, la propuesta fue rechazada por el equipo de gobierno, que la calificó de "extemporánea" y "falta de rigor".

A pesar de ello, el alcalde de Salou, Pere Granados, ha expresado su deseo de conservar el edificio una vez cesen los actuales usos comerciales. Según el alcalde, el gobierno local ya ha trasladado esta propuesta a la Dirección General de Costas y Medio Marino, del Ministerio de Transición Ecológica, que es la entidad que tiene la última palabra sobre el futuro del edificio. El concejal de Urbanismo, Hèctor Máiquez, afirmó que el Ayuntamiento está dispuesto a preservar el edificio con un carácter público y con actividades culturales, aunque la decisión final no depende de ellos.

En cuanto a la situación de los inquilinos actuales, el Ayuntamiento ha señalado que se están realizando esfuerzos para que la Generalitat mantenga sus derechos, pero reconocen que la situación debe ajustarse a la legislación vigente, dado que el edificio se encuentra en la ribera del mar y su uso actual ha crecido sin cumplir con la normativa del Estado y de la Generalitat.

A pesar de las dificultades, hay un interés en mantener el edificio en pie y en actividad, como hasta ahora, ya que su presencia fomenta el turismo y permite que los visitantes disfruten del mar, las fuentes luminosas y los restaurantes cercanos. Sin embargo, la continuidad del edificio y sus usos sigue siendo un tema en discusión, con decisiones clave aún por tomarse y que no debiera terminar como la antigua estación de tren de Salou.

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