Foto: © Toni Cabrejas
Publicado el: 15/04/2024
Una situación de prolongado conflicto ha surgido en Salou, donde la
propietaria de un apartamento ha enfrentado una batalla legal con okupas que
se han instalado en su propiedad y que se niegan a abandonar. El caso, que
salió a la luz a principios de abril, ha desatado una serie de tensiones
crecientes entre ambas partes.
Todo comenzó cuando la propietaria alquiló temporalmente su apartamento situado en la calle Nord, al lado de la plaza de Europa de Salou, a una conocida mientras realizaba trámites para mudarse a Estados Unidos. Sin embargo, el alquiler se prolongó más de lo esperado. La inquilina al final se fue dejando la vivienda supuestamente libre. A todo esto la propietaria sufrió un ictus, falleciendo meses después. El piso quedó en manos de su hija, actualmente propietaria legal, quien descubrió la presencia de okupas en su vivienda cuando intentaba solucionar unos problemas de goteras y humedad en el apartamento de abajo tras la queja del vecino.
A pesar de los intentos de la propietaria por contactar con la antigua inquilina y resolver la situación pacíficamente y que diera explicaciones si éxito, los okupas se negaron a abandonar la vivienda. Incluso, han argumentado haber realizado pagos parciales de alquiler de manera esporádica como justificación para permanecer en el lugar.
Los servicios sociales intervinieron, sugiriendo formalizar un contrato de alquiler con los ocupantes, pero la propietaria rechazó la idea, insistiendo en su derecho a recuperar su propiedad para uso personal. En un intento desesperado por desalojarlos, la propietaria recurrió a una empresa antiokupa, que rompieron la cerradura de la puerta para que no la pudieran cerrar y les cortó la luz y el agua para hacerles la vida imposible. Eso, sin embargo, se giró en contra de la mujer, lo que desencadenó una denuncia de los ocupantes por coacciones contra ella.
Mientras tanto, la propietaria ha intentado diversas estrategias para convencer a los okupas de abandonar la vivienda, incluso ofreciéndoles alojamiento en otro municipio. Sin embargo, los ocupantes ilegales insistieron en permanecer en el apartamento de Salou.
La situación tomó un giro aún más complicado cuando se descubrió que había niños viviendo en condiciones precarias en la propiedad. La propietaria, preocupada por su bienestar, alertó a la policía, pero esto resultó en diligencias en su contra por ocultar la denuncia previa de los okupas por coacciones contra ella.
La situación empeoró cuando la propietaria, confrontada con la resistencia de los okupas, decidió quedarse en el apartamento, incluso en el rellano, en un intento por presionarlos para que se fueran. Sin embargo, esta táctica resultó con la intervención de los Mossos d'Esquadra, que la instó a abandonar el edificio para evitar nuevas denuncias por coacciones.
La situación permanece en espera de avances judiciales, mientras la propietaria continúa luchando por recuperar su vivienda mientras que el apartamento sigue ocupado, sin una solución clara a la vista para este complicado y creciente conflicto aún por resolver.