La primera edición del Cós Blanc de Salou en el paseo Jaume I atrajo, según la organización, a unas 55.000 personas, entre las Collas y un público entregado. Fue, sin duda, el evento estrella y más esperado de la Fiesta Mayor de Invierno de Salou. Participaron un total de 28 Collas con sus respectivas Carretelas (nombre que se les da en Salou a las carrozas), animadas por unas 3.000 personas en total, desfilando bajo una lluvia de 25 toneladas de confeti, un espectáculo de luces con láseres, mucho colorido y música que animó al público a bailar y disfrutar.

Veinte torres y diecinueve cañones, ornamentados con gárgolas decorativas, lanzaron confeti multicolor biodegradable. Según fuentes de la Policía Local y los Mossos, confirmaron que no hubo nada potencialmente grave en una celebración tan carismática como esta, a pesar del gran número de personas concentradas en un punto específico de la ciudad.

La masificación de personas invadió el centro del paseo desde el principio, provocando dificultades en el avance de las carretelas y collas participantes. Algunas tuvieron que esperar más de dos horas para poder salir, alargando más de lo esperado la segunda vuelta de la comitiva. La falta de previsión de no vallar el camino para permitir que las collas pasaran sin problemas y disfrutaran de su fiesta fue el tema más comentado en las redes sociales. Muchos miembros de las collas tuvieron que abrirse paso en lugar de disfrutar de sus bailes y disfraces.

La gran cantidad de gente que se congregó para este emblemático festejo fue el tema más comentado en redes sociales, generando opiniones diversas sobre el cambio de ubicación y la necesidad de hacer una fiesta cada vez más grande. Algunos cuestionaron la viabilidad de disfrutar al máximo con tanta gente, especialmente con niños, y expresaron el temor de que el Cós Blanc pueda perder su encanto con el tiempo debido a su masificación.

Otro tema discutido en redes sociales fue la sorpresa de encontrar cerrados los puestos del paseo de Jaume I el domingo por la mañana, cuando aún había mucha gente local y de fuera de Salou y el clima era agradable, impidiendo disfrutar de un vermut junto al mar.

Tras la cabalgata, se llevó a cabo una limpieza exprés y la organización de la zona para restaurar el aspecto natural del paseo Jaume I y la playa de Llevant, la más cercana a los festejos. Sin embargo, el lunes aún se podían ver las papeleras repletas de vasos de plástico y latas, las jardineras del llenas del confeti de dos días atrás y su césped pisoteado, las plantas ornamentales recién sembradas rotas o inexistentes y confeti en algunas calles adyacentes y mucho más allá como en la calle Zaragoza o Carles Buigas.

En resumen, el cambio de ubicación fue en general bien recibido, pero se deben considerar varias mejoras para el próximo año, escuchando a los ciudadanos de Salou y a las collas participantes, evitando protagonismos personales y ambiciones. ¡Larga vida al Cós Blanc!