COLUMNA DE OPINIÓN
Nos estamos asomando a un momento histórico donde la impotencia y la vulnerabilidad nos abocan a una psicología colectiva que busca redentores, mientras crece la sensación de que la democracia liberal es un modelo fallido.
Si tu hijo no puede acceder a una vivienda con su sueldo, no puede disponer de un coche y tiene serias dificultades para llegar a final de mes, si además ese hijo es un ciudadano ejemplar, que cuando recibe una multa, la paga, cuando toca pagar impuestos, los paga, sin rechistar, pero, el sistema no le asegura un lugar en el mundo, lo más lógico es que perciba la democracia como algo corrosivo y distante. Si tu hijo tiene entre 18 y 30 años se entiende perfectamente, por ejemplo, porqué más de un 20% de esos electores consideran que la democracia es un estorbo.
Luca de Melo, CEO de Renault hablo recientemente de las dificultades de sus trabajadores para poder comprarse los coches que ellos mismo montan en las fábricas, esto mismo sucede con la vivienda. Esto, no es más que las consecuencias del empobrecimiento de las clases medias y que afecta a la misma viabilidad de la democracia., como espacio de continuidad del Estado del bienestar, de representación de intereses y respeto de las minorías.
Los datos macroeconómicos pueden ser buenos, pero cuando los salarios se estancan, los empleos son precarios, la vivienda es inaccesible y los servicios públicos se deterioran, es normal que la gente se rebele. Y si no hay un proyecto claro y esperanzador desde el progresismo el fascismo llenara ese vacío. Se trata de ofrecer, una narrativa y una política que responsan a sus problemas reales.
Esto es lo que podemos denominar como “corrosión “del sistema democrático”. Tenemos la obligación de ofrecer y garantizar un lugar en el mundo a nuestros hijos, como proyecto político. La ausencia de un proyecto político basado en ofrecer un lugar en el mundo a nuestros hijos es la razón principal que permite las incursiones autoritarias en la mayoría de las democracias occidentales, donde se están produciendo avances electores de la extrema derecha (Italia, Alemania, Francia, Portugal, España, etc.)
Hay otro factor a tener en cuenta en esta ecuación, que influye en sobremanera y es el proceso de automatización, la I.A. y el auge de un capitalismo cognitivo que supone una progresiva depreciación del valor que se le retribuye el trabajo humano. Lo constata la aportación de éste al PIB que ha descendido en términos de renta en las económicas mas avanzadas y automatizadas, algo que hay que relacionar con la caída del poder adquisitivo de los salarios, especialmente en las clases medias que monopolizaron durante un siglo y medio los conocimientos especializados que demandó el capitalismo industrial para su desarrollo, y que ahora son víctimas directas de la aparición del capitalismo cognitivo explica en buena medida porque esas clases medias abrazan con mas intensidad el populismo, que se va nutriendo de sus miedos y malestares económicos. La democracia liberal pierde sus apoyos porque sus principales aliados históricos, las clases medias, se sienten traicionados por ella.
Si desde los partidos de izquierda y progresistas no podemos garantizar un lugar en el mundo a nuestros hijos, la democracia será progresivamente vista como un impedimento, algo prescindible.
Antonio Gramsci concebía la política como un organismo en desarrollo en el que se relacionan los que procuran obtener poder o ejercitarlo y quienes son gobernados, En dicha relación, los primeros se esfuerzan por hacer creer a los segundos que sus intereses particulares son los objetivos del bien público.
Para ello las grandes corporaciones que ostentan el 99% de la riqueza mundial quieren convertir a la democracia liberal en una forma política posmoderna que fusiona la democracia y la dictadura mediante un gobierno iliberal.
Nos estamos asomando a un momento histórico donde la impotencia y la vulnerabilidad nos abocan a una psicología colectiva que busca redentores, mientras crece la sensación de que la democracia liberal es un modelo fallido.
Un articulo de
MANUEL MERA
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